23 Ene 2025

Señores tecnofeudales

El neoconservadurismo y la violencia ideológica en la era digital ha sido impulsado por figuras influyentes como Elon Musk y Donald Trump, y está encontrando nuevos aliados antes inesperados.
Señores tecnofeudales
Los líderes de las empresas más importantes como Meta, Amazon, Tesla y Google asistieron a la Ceremonia de Investidura del presidente Donald Trump

El tecnofeudalismo está aquí, y se manifiesta en la alianza entre los gigantes tecnológicos y las fuerzas políticas más conservadoras. La era digital, que prometía democratizar la información, se ha convertido en un terreno fértil para la propagación de discursos de odio y la polarización social. Los dueños de las plataformas, antes defensores de la innovación y la diversidad, ahora apoyan una agenda conservadora que amenaza los valores fundamentales de nuestras sociedades.

Figuras como Elon Musk y Donald Trump han impulsado el neoconservadurismo y la violencia ideológica en la era digital, encontrando nuevos aliados inesperados. Silicon Valley, que inicialmente se enfrentó a Trump, ahora apoya sus políticas “antiwoke” tras enemistarse con algunas restricciones de la administración de Biden. Este giro se da en un contexto global donde varios líderes están tomando giros peligrosos hacia la derecha, como Victor Orban, Javier Milei, Dick Schoof y Giorgia Meloni. En Europa, el crecimiento de partidos ultras como Vox en España, Alternativa para Alemania (AfD) y Reagrupamiento Nacional (RN) en Francia es alarmante.

En Argentina, Javier Milei no es la excepción. Recientemente, dio un discurso antifeminista en el Foro Económico Mundial, plagado de falacias y citas inexactas. Nada parece detener el crecimiento de estos discursos si los dueños de las plataformas están tan dispuestos a allanarles el camino.

El papel de las plataformas sociales en la difusión de estos discursos

Las plataformas sociales son herramientas poderosas para la difusión de información y discursos de todo tipo. Su diseño para maximizar el engagement del usuario a menudo prioriza contenidos que generan reacciones emocionales fuertes, ya que estos tienden a ser más compartidos y comentados. Los algoritmos de estas plataformas están optimizados para mantener a los usuarios en la plataforma el mayor tiempo posible, lo que puede llevar a la amplificación de mensajes sensacionalistas o controversiales, mientras que contenidos más moderados o equilibrados pueden recibir menos visibilidad.

Sí, puede existir sesgo algorítmico. Los algoritmos son diseñados y entrenados en datos históricos, y si esos datos tienen sesgos (conscientes o inconscientes), el algoritmo puede replicarlos o incluso amplificarlos.

Impacto de estos discursos en la sociedad civil

Los discursos polarizadores y de odio pueden tener un impacto desproporcionado en grupos vulnerables como mujeres, minorías y disidencias sexuales, resultando en acoso, discriminación y violencia. En respuesta al avance de estos discursos, han surgido movimientos sociales que buscan contrarrestarlos, promoviendo igualdad, justicia y derechos humanos. Ejemplos incluyen el movimiento #MeToo, Black Lives Matter y movimientos LGBTQ+.

Relación del tecnofeudalismo con otros fenómenos globales

El tecnofeudalismo y el poder de las grandes plataformas pueden exacerbar la desinformación y la polarización política, ya que los algoritmos pueden priorizar contenidos que generen divisiones o refuercen creencias preexistentes. Existe una conexión clara entre los algoritmos de estas plataformas y el auge de las teorías conspirativas. La visibilidad de contenidos que generan fuertes reacciones emocionales puede llevar a la rápida difusión de teorías sin fundamento y extremistas.

La influencia de figuras públicas y personalidades de las redes sociales en la propagación de discursos polarizados es innegable. Estas personas, a menudo con millones de seguidores, actúan como amplificadores de mensajes que resuenan con sus audiencias, ya sean estos mensajes de odio, desinformación o teorías conspirativas. Las plataformas, conscientes del poder de estos influencers, los recompensan con mayor alcance y visibilidad, creando un círculo vicioso que perpetúa la polarización.

Este fenómeno se explica en gran medida por la economía de la atención que rige las plataformas sociales. Al igual que cualquier negocio, estas plataformas buscan maximizar sus ganancias, y la atención de los usuarios es su producto más valioso. Para mantener a los usuarios enganchados, los algoritmos están diseñados para mostrar contenidos que generen reacciones emocionales fuertes, ya sean positivas o negativas. Esto significa que los contenidos más controvertidos, aquellos que provocan indignación o enojo, tienen más probabilidades de viralizarse.

La consecuencia de esta dinámica es la creación de “burbujas de filtro”, donde los usuarios se encuentran rodeados de información que confirma sus creencias preexistentes. Al interactuar principalmente con personas que comparten sus opiniones, los usuarios se vuelven más extremos en sus posiciones y menos dispuestos a considerar puntos de vista diferentes. Este fenómeno, conocido como polarización, socava el diálogo constructivo y debilita el tejido social.

Javier Milei defendió a Elon Musk en un posteo violento, negando las acusaciones de que Musk es nazi. Sin embargo, es importante recordar que la familia de Musk tiene un pasado controvertido. Los abuelos maternos de Elon Musk simpatizaban con el nazismo y el apartheid en Sudáfrica. Este tipo de defensas no solo ignoran hechos históricos, sino que también están llenas de burdas contradicciones dado que el presidente argentino esboza una defensa acusando de “zurdos” a los que no piensan como él, y amenazando: “Los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD. Zurdos hijos de putas tiemblen”.