24 Abr 2025

Milei tapado de laburo

Milei irrumpió en el programa de Laje para homenajear a Jesús Huerta de Soto, figura del liberalismo español. El gesto generó la incomodidad del conductor, y dejó a la vista una estrategia mediática desconectada del interés público.
Milei tapado de laburo

Javier Milei protagonizó un insólito episodio este jueves al ingresar sin aviso al programa de Antonio Laje en A24, acompañado por un operativo de seguridad desproporcionado. Su objetivo: sorprender en vivo a Jesús Huerta de Soto, un economista español de escaso reconocimiento fuera de círculos libertarios ortodoxos. El académico, presentado por Laje como “uno de los máximos exponentes de la Escuela Austríaca”, mostró desconcierto ante la irrupción presidencial, mientras el conductor intentaba mantener el control de una entrevista que derivó en monólogo ideológico.

Huerta de Soto, autor de textos marginales incluso dentro de su corriente económica, pasó a un segundo plano cuando Milei ocupó el centro de la escena. El mandatario aprovechó el espacio para autoproclamar éxitos dudosos —como reducir la pobreza del 57% al 35% en meses— y elogiar al invitado como “inspiración” de su gestión. Las cámaras captaron la rigidez de Laje, quien osciló entre la cortesía protocolar y la incomodidad ante un despliegue que desdibujó el formato del programa.

El resultado fue un fiasco en audiencia. Según datos de Kantar IBOPE, el canal registró un piso de 0.7 puntos de rating, ubicándose último en su franja horaria. La cifra contrasta con la expectativa generada por la presencia presidencial y expone el limitado atractivo de una figura como Huerta de Soto para el público general. Expertos en comunicación señalaron que el guion —más cercano a un homenaje entre adeptos que a un debate informativo— ignoró temas urgentes, como la crisis económica actual, para centrarse en consignas abstractas sobre “la libertad”.

La elección del invitado no fue casual. Huerta de Soto representa el ala más dogmática del libertarismo, con posturas que incluso sectores del liberalismo moderado consideran anacrónicas, como la eliminación total de los bancos centrales. Su perfil bajo a nivel global —sin incidencia en políticas públicas ni reconocimiento académico amplio— resalta la desconexión entre los referentes que Milei promueve y las demandas concretas de la ciudadanía.

El episodio reforzó críticas hacia una gestión que prioriza gestos mediáticos sobre soluciones tangibles. Mientras Milei celebra su “revolución de ideas” en pantalla, el ajuste fiscal profundiza la recesión y los conflictos con gobernadores escalan. La pregunta que queda flotando es si estos actos de autoafirmación ideológica, lejos de sumar adhesiones, ahondan la brecha entre un Presidente ensimismado y una sociedad que exige respuestas más allá de los dogmas.

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