19 Jun 2025

Masivo respaldo a Cristina

Una imponente marcha desbordó el centro porteño en un grito unido contra la condena a Cristina Kirchner. Kicillof, Massa, Máximo Kirchner, alguno de los referentes políticos más relevantes que participaron de la movilización.
Masivo respaldo a Cristina

Una marea humana desbordó este miércoles la Plaza de Mayo y el centro de Buenos Aires en una movilización histórica de respaldo a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, luego de que la Corte Suprema confirmara su condena a seis años de prisión en la causa Vialidad. La protesta, convocada inicialmente en Comodoro Py, redirigió su epicentro tras la concesión de prisión domiciliaria a la líder del peronismo, evitándose así un operativo que, según fuentes cercanas a la defensa, buscaba su detención física en el edificio tribunales. Imágenes aéreas evidenciaron desde temprano columnas masivas avanzando hacia la plaza, donde se instaló un escenario para transmitir un mensaje grabado por Fernández de Kirchner desde su residencia en el barrio de Constitución, agradeciendo el apoyo multitudinario.

La dimensión de la convocatoria fue objeto de distintas estimaciones: fuentes policiales hablaron de más de 500 mil personas, mientras la organización aseguró superar el millón. La escena contrastó con la decisión judicial que obliga a la expresidenta a portar tobillera electrónica y le impide salir al balcón bajo el argumento de “perturbar la tranquilidad del vecindario”, una restricción que ella misma cuestionó en redes sociales: “¿Puedo salir o no al balcón de mi casa? Parece joda, pero no…”. Sus abogados, Carlos Beraldi y Ary Llernovoy, presentaron un pedido de aclaratoria al Tribunal Oral Federal 2, integrado por Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso, sin obtener respuesta al cierre.

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La movilización reunió a una amplia coalición peronista. Encabezaron columnas el gobernador bonaerense Axel Kicillof, junto a Verónica Magario, Andrés “Cuervo” Larroque y Fernando Espinoza; el exministro Sergio Massa, quien movilizó unos 300 colectivos y publicó “DONDE HAY QUE ESTAR” desde la plaza; y legisladores de Unión por la Patria como Máximo Kirchner, Juliana Di Tullio y Victoria Tolosa Paz, quien afirmó: “Si vienen por ella, vienen por todos los que nos animamos a representar los intereses del pueblo”. También estuvieron sindicalistas como Hugo Yasky y Roberto Baradel, junto a figuras como Guillermo Moreno, quien calificó el proceso judicial como “una aberración jurídica”.

Masivo respaldo a Cristina

Paralelamente, el gobierno desplegó un operativo de seguridad inédito: blindó la Casa Rosada, Palacio de Tribunales, Comodoro Py y el Congreso, reforzó custodias de jueces de la Corte y del TOF 2 tras amenazas, y aplicó requisas en accesos a la ciudad, incluyendo micros de larga distancia e incluso un transporte escolar. Además, advirtió con descuentos a empleados públicos que adhirieran al paro convocado por ATE Capital para sumarse a la marcha. Estas medidas evidenciaron la tensión ante una protesta que, según análisis internos del poder judicial citados en los textos, frustró el plan original de detener físicamente a Fernández de Kirchner por temor a una imagen global de ella caminando hacia Comodoro Py al frente de una multitud.

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La jornada también puso en evidencia disparidades en el sistema judicial. Mientras la expresidenta enfrenta restricciones excepcionales a visitas –requiriendo permisos judiciales para reuniones no consideradas “naturales”–, el texto contrasta esta situación con el trato a represores condenados, quienes “están en su casa y reciben a quien quieren”. Asimismo, se denunció el trato a otros condenados en Vialidad, como Nelson Periotti, un octogenario con serios problemas de salud alojado en una celda del subsuelo de Tribunales a la espera de una revisación médica que podría demorar días, pese a promesas iniciales de no “infligirle mayor sufrimiento”. La defensa de CFK sostuvo que se buscaba un “show” similar con ella, evitado únicamente por la amenaza de la movilización masiva. El mensaje final, difundido globalmente, fue claro: vastos sectores argentinos consideran la condena como política y un intento de proscripción.

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