Miles de investigadores y trabajadores científicos se movilizaron en todo el país bajo las consignas “Nadie se salva solo” y “No al cientificidio”, rechazando lo que denominaron “una nieve tóxica que está destruyendo la ciencia argentina”.
La iniciativa, convocada por ATE CONICET junto a organizaciones sociales, políticas y gremiales, visibilizó una crisis multifacética: despidos, congelamiento salarial, recortes presupuestarios y desarticulación de agencias como la Agencia I+D+I. Francisco Gelman Constantín, becario de esta última e integrante de la Junta Interna de Ate-Conicet, explicó: “Llevamos un año sin aumento salarial y no hay subsidios para insumos de laboratorio”. Advirtió que la situación es insostenible: “No podemos comprar reactivos ni materiales; los salarios obligan a compañeros a migrar al sector privado o al exterior”.
🚨 ATENCIÓN: este es un mensaje de los científicos argentinos.
— RAICYT (@RAICYT_Ar) May 29, 2025
Un ataque sin precedentes ha sumergido nuestra ciencia nacional en la oscuridad y el silencio.
Pero no estamos derrotadxs, la resistencia vive.
🇦🇷 Sin trabajadores no hay ciencia. Sin ciencia no hay Argentina posible. pic.twitter.com/2XIXRGUrPJ
Ianina Harari, investigadora adjunta del CONICET, coincidió: “Los salarios están en niveles históricamente bajos, con muchos trabajadores bajo la línea de pobreza. Además, se cortó el financiamiento de proyectos, vaciando el sistema”. Según datos de ATE CONICET obtenidos mediante acceso a la información pública, el organismo perdió 1.291 trabajadores durante 2023, de los cuales el 46% eran becarios doctorales y postdoctorales. Desde diciembre de 2023 a marzo de 2025, la reducción superó los 1.500 puestos laborales, según declaró a la radio *750* Gonzalo Sanz Cerbino, secretario adjunto de ATE-CONICET Capital, quien agregó: “Las renuncias aumentaron por las condiciones laborales, evidenciando una fuga de cerebros”.
Los números confirman un colapso generalizado: las renuncias en la Carrera del Investigador Científico (CIC) subieron un 24%, y en personal administrativo un 46%. Los ingresos cayeron cerca del 35% en términos reales desde diciembre de 2023. El presupuesto para Ciencia y Tecnología, según el Grupo EPC, se desplomó del 0.3% del PBI en 2023 a 0.15% en 2025, el más bajo en democracia y cercano a los niveles de la última dictadura militar, según destacó la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT). Esta entidad precisó que, desde el inicio del gobierno actual, el sector perdió 4.148 profesionales.
Federico Giovanetti, becario postdoctoral del CONICET dedicado al desarrollo infantil en contextos vulnerables, afirmó que sus estudios están interrumpidos: “Sin financiamiento, esta línea de investigación podría morir”. Estudiantes como Belén (21 años, Física en Exactas UBA) y Nazarena (19, Biología) expresaron temor por su futuro: “Si la facultad no funciona, no sabemos qué haremos. Queremos hacer ciencia aquí, pero es imposible con salarios de miseria”, dijo Nazarena. En el ámbito sanitario, Constanza (29 años, residente del Hospital Garrahan) alertó: “Médicos especializados se van, rompiendo cadenas de conocimiento. La ciencia es vital para la medicina”.
Investigadores de renombre profundizaron las críticas. Jorge Geffner, profesor en Medicina, señaló: “El gobierno desarma grupos de investigación; la producción de vacunas y avances agropecuarios están paralizados”. Alberto Kornblihtt, investigador del CONICET, sostuvo: “Al gobierno le molesta el pensamiento crítico que cuestiona sus verdades”. Ana Franchi, expresidenta del CONICET, remarcó: “Regalamos cerebros formados con impuestos. Sin ciencia, no hay capacidad para enfrentar emergencias”.
En Bariloche, la física Adriana Serquis, ex presidenta de la CNEA, denunció el desmantelamiento del sector nuclear: “Prometen lo imposible; matar la ciencia es aniquilar el desarrollo”. Los manifestantes también cuestionaron a las autoridades actuales denunciando que el secretario de Ciencia y Tecnología y la presidenta de la Agencia de Ciencia y Tecnología “se niegan a recibirnos porque no saben explicar este vaciamiento”.
Pablo Bolcatto, investigador externo del CONICET, resumió el sentimiento general: “Hoy defendemos un sistema que sufre una destrucción organizada. Perdemos capacidades que tardarán décadas en recuperarse”. La jornada cerró con un acto donde sonaron el himno nacional, batucadas y coplas, reforzando el lema de que sin trabajadores no hay ciencia, y sin ciencia no hay futuro.