El peronismo bonaerense vive uno de sus momentos más críticos en los últimos años, con una creciente fractura interna que enfrenta al gobernador Axel Kicillof con la expresidenta Cristina Kirchner por el control político y electoral del distrito clave del país. El reciente conflicto se desató con la renuncia forzada de Leandro Lurati, subsecretario de Deportes y reconocido militante de La Cámpora, quien dejó su cargo dentro de la gestión del gobernador tras fuertes diferencias con el ministro Andrés Larroque, ex camporista y uno de los principales operadores políticos de Kicillof en la provincia. Según versiones internas, la salida de Lurati respondió a una purga de funcionarios kirchneristas ortodoxos del gabinete provincial, en lo que muchos interpretan como un intento de Kicillof por despegarse de la tutela de Cristina Kirchner y construir una identidad política propia. Lurati, quien había sido clave en la polémica mudanza de la AFA a Ezeiza durante el conflicto con el gobierno nacional, dejó en claro su lealtad a CFK al agradecerle públicamente en su carta de renuncia, mientras que desde el entorno de Larroque argumentaron problemas de “coordinación” para justificar su salida.
Después de 2 años gestionando y construyendo comunidad deportiva me toca cerrar mi etapa como subsecretario de deportes de la Provincia de Buenos Aires.
— Leandro Lurati (@LeaLurati) April 1, 2025
Mi compromiso con el deporte es parte de un proyecto más grande, el de un país con más oportunidades, inclusión y desarrollo… pic.twitter.com/glbi31R4WW
Este episodio se enmarca en una interna más amplia que quedó aún más expuesta cuando las dos principales centrales sindicales de la provincia, la CTA de los Trabajadores liderada por Roberto Baradel y la CTA Autónoma de Oscar De Isasi, emitieron un inusual comunicado conjunto respaldando explícitamente la gestión de Kicillof. El apoyo sindical, que incluyó un explícito aval a “la estrategia política y electoral que defina” el gobernador, llegó en un momento especialmente sensible: apenas una semana después de que Cristina Kirchner lanzara duras críticas contra los “privilegios” de los empleados públicos, un discurso que generó malestar en las bases sindicales históricamente cercanas al kirchnerismo. Analistas políticos interpretan este movimiento como un giro estratégico de sectores del sindicalismo que, ante la debilidad electoral del espacio de Cristina, estarían buscando reposicionarse junto a Kicillof como alternativa de poder dentro del peronismo.
El trasfondo de esta crisis es la batalla por la estrategia electoral de 2025, donde Kicillof parece decidido a marcar su propia agenda frente a las presiones del ala más dura del kirchnerismo. Mientras Cristina insiste en mantener la unidad del Frente de Todos y una línea de confrontación dura con el gobierno nacional, el gobernador bonaerense estaría buscando diferenciarse con un discurso más moderado y de gestión, especialmente tras el fracaso electoral de 2023. Esta puja se expresa en debates concretos como el del desdoblamiento electoral que impulsa el kicillofismo y al que se oponen los sectores más cercanos a la expresidenta. La renuncia de Lurati y el respaldo sindical a Kicillof muestran que la interna ya no es solamentente retórica, sino que está generando realineamientos concretos en la estructura de poder provincial. Con las elecciones legislativas de 2025 como horizonte, muchos actores políticos y sociales están siendo forzados a elegir bandos en lo que podría ser una reconfiguración duradera del mapa político del peronismo bonaerense, donde Kicillof parece dispuesto a jugar sus propias cartas incluso a costa de enfrentar a su antigua mentora política.