El caso del fotógrafo Pablo Grillo, herido gravemente por un disparo de gas lacrimógeno durante una protesta en Buenos Aires, ha generado indignación y preocupación en la sociedad argentina. Grillo, quien se encontraba documentando las manifestaciones en apoyo a los jubilados, fue impactado en la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno disparado por la policía, lo que le provocó una fractura de cráneo y lo dejó en estado crítico.
Acá esta el momento en donde la policía de PATRICIA BULLRICH le dispara en la CABEZA con un tubo de gas lacrimógeno al fotógrafo Pablo Grillo. pic.twitter.com/hG1SkMQhxY
— Mati Aromi (@MatiAromi) March 12, 2025
Su padre, Fabián Grillo, confirmó que el pronóstico es reservado y que Pablo se encuentra en terapia intensiva tras una cirugía para reducir la presión intracraneal y reconstruir tejido dañado.
El incidente ocurrió durante una represión policial en la plaza del Congreso, donde las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos, balas de goma y carros hidrantes para dispersar a los manifestantes. Las imágenes del momento en que Grillo es impactado se viralizaron, mostrando la violencia del acto. Además de Grillo, hubo más de 25 heridos y 150 detenidos, según informó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien despectivamente calificó a los detenidos como “criminales” y mencionó la militancia política de Grillo, lo que generó más controversia.
La palabra de Fabián, el padre de Pablo Grillo. pic.twitter.com/HWX2wTgYRK
— Marian Herrera (@marianherrrera) March 13, 2025
La jueza Karina Andrade ordenó la liberación de los 114 detenidos, argumentando que se encontraba en juego el derecho a la protesta y la libertad de expresión, especialmente en un contexto donde los sectores más vulnerables, como los adultos mayores, estaban reclamando por sus derechos. Mientras tanto, las protestas continuaron en las calles, con manifestantes realizando cacerolazos en la avenida Corrientes, en dirección a la Plaza de Mayo.
Este caso ha reavivado el debate sobre el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad en manifestaciones sociales, recordando episodios trágicos como el del maestro Carlos Fuentealba, quien falleció en 2007 tras ser impactado por una granada de gas lacrimógeno durante una protesta en Neuquén. La situación de Grillo también ha movilizado a la sociedad civil, que se ha volcado a donar sangre para su tratamiento, mientras se exige justicia y responsabilidad por lo ocurrido.
Al caer la noche, cuando las imágenes del fotógrafo Pablo Grillo siendo impactado por el cartucho de gas lacrimógeno y otras escenas de la represión comenzaron a difundirse en los medios y redes sociales, la indignación ciudadana se intensificó. De manera espontánea, cientos de personas salieron a las calles y se congregaron en Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, para expresar su rechazo a la violencia policial y solidarizarse con las víctimas de la represión. Con cacerolas en mano, los manifestantes realizaron un ruidoso cacerolazo, una forma de protesta que ha sido emblemática en la historia reciente de Argentina, exigiendo justicia y respeto por los derechos de quienes ejercen su legítimo derecho a manifestarse. La plaza, testigo de innumerables luchas sociales, volvió a ser el epicentro de un reclamo colectivo que resonó en las calles de Buenos Aires.
La represión que se vivió hoy fue completamente feroz, ilegal y premeditada. Una descarga de violencia sobre jubilados y ciudadanos que protestaban contra el ajuste. Lo de hoy es un atentado contra derechos esenciales de la democracia.
— Axel Kicillof (@Kicillofok) March 13, 2025
Mientras un fotógrafo lucha por su vida,…