La ceremonia, realizada en la Plaza Vicente López y Planes de Recoleta, contó con la presencia de Karina Milei, líder del partido libertario, y Pilar Ramírez, referente porteña de LLA. La ministra de Seguridad, quien hasta hace meses presidía el PRO, justificó su decisión como un respaldo a la gestión de Javier Milei: “Los cambios que estamos haciendo merecen este paso. Los partidos valen en tanto representen ideas, y muchas terminan siendo presos de sus intereses”. Su salida del espacio macrista generó malestar interno, especialmente tras años de liderazgo y su reciente candidatura presidencial por Juntos por el Cambio en 2023.
REPUTACIÓN
— PRO (@proargentina) May 6, 2025
Los dirigentes alcanzan sus posiciones de poder representando las ideas y la voluntad de muchas personas que creen en ellas. En un sentido, al ser elegidos, dejan de ser del todo libres, porque adquieren una responsabilidad que no tiene vencimiento.
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Su recorrido político es un laberinto ideológico. Comenzó en los 70 bajo el alias “Carolina Serrano” en la Juventud Peronista, vinculada a Montoneros. Tras la dictadura, se sumó al menemismo como diputada, para luego virar al antimenemismo con el Frepaso y Nueva Dirigencia. En 1999, como ministra de Trabajo de De la Rúa, representó a la Alianza. Tras la crisis de 2001, fundó Unión por Todos, que mutó a Unión por la Libertad y luego se alió con Ricardo López Murphy. En 2007, se unió a la Coalición Cívica de Elisa Carrió, pero en 2013 saltó al PRO, donde ascendió hasta la presidencia partidaria. Su apoyo a Milei en el balotaje 2023 y su ingreso al gabinete libertario anticiparon este último giro.
La reacción no se hizo esperar. María Eugenia Vidal, diputada del PRO, criticó su mudanza: “Es su séptimo partido. No cambiaría de equipo de fútbol aunque pierda”. Vidal vinculó el movimiento al oportunismo post-derrota electoral y cuestionó la coherencia de dirigentes que “hablaban de equipo y ahora actúan solos”. La tensión se extiende al plano legislativo: mientras Bullrich se afilia a LLA, el oficialismo busca aprobar el proyecto Ficha Limpia en el Senado, iniciativa que Vidal apoyó destacando su importancia contra la corrupción, aunque advirtió sobre riesgos electorales.
El trasfondo de este cambio incluye disputas territoriales. Vidal alertó que la división entre PRO y LLA en Buenos Aires podría beneficiar al kirchnerismo, con figuras como Leandro Santoro capitalizando el voto opositor. Bullrich, en tanto, consolida su rol como operadora clave del libertarismo, intentando trasladar su influencia macrista hacia LLA. Su historia de adaptaciones —de la guerrilla a la mano dura, del peronismo clásico al neoliberalismo— refleja una capacidad única para navegar cambios de época. El interrogante ahora es si este último giro sellará su destino como figura bisagra o si, como en décadas anteriores, prepara otro reinvento.