Con una inversión total de $372.387.398, el espacio busca optimizar la gestión ambiental del municipio a través de infraestructura moderna y funcional. El edificio cuenta con áreas estratégicas como depósitos para herramientas, dos baños, vestuarios con duchas, una sala de máquinas, oficinas privadas y un sector cubierto multiuso (SUM) con espacio para office. Ferraresi destacó que estas mejoras no solo beneficiarán a los trabajadores, sino que también fortalecerán la producción de plantas nativas para la recuperación de espacios verdes en la ciudad.
Durante la recorrida, las autoridades supervisaron las obras de mantenimiento y ampliación realizadas en el EcoPunto, que incluyeron la renovación de núcleos sanitarios, la instalación de conexiones para reserva de agua y la modernización del sistema contra incendios. Estas intervenciones, financiadas con $208.332.902 por el municipio, buscan garantizar la operatividad del centro de gestión ambiental. “Estamos invirtiendo en infraestructura que permita un manejo más eficiente de los recursos, siempre con la mirada puesta en la sostenibilidad”, explicó el intendente, quien enfatizó la importancia de integrar la ciudad al entorno natural del Río de la Plata.
La comitiva, integrada además por autoridades de CEAMSE como Tatiana Mayo, Gastón Seillan, Guillermo Pesce y José Bianqueri, visitó posteriormente el Parque del Río y las instalaciones de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado. En este último punto, Tapia resaltó la sinergia entre el organismo y el municipio para avanzar en políticas de remediación ambiental y gestión de residuos.
El nuevo vivero forma parte de un plan integral que incluye la forestación de avenidas, la creación de corredores verdes y la recuperación de áreas degradadas. Según datos municipales, en los últimos dos años se han plantado más de 5.000 árboles en Avellaneda, muchos de ellos producidos en el vivero de Wilde. Con la apertura de la sede en Sarandí, se espera duplicar esa cifra anual, priorizando especies autóctonas como el ceibo y el jacarandá, adaptadas al ecosistema local.
Ferraresi también hizo hincapié en el impacto social del proyecto: “Estas instalaciones no solo mejoran las condiciones laborales de nuestros equipos, sino que también nos permiten involucrar a vecinos y escuelas en talleres de educación ambiental”. El SUM, por ejemplo, será utilizado para capacitaciones sobre compostaje, huertas urbanas y cuidado de espacios públicos, actividades que ya tienen una demanda creciente en la comunidad.
La obra, licitada a través de la empresa local Construcciones Sustentables S.A., incorporó materiales de bajo impacto ambiental, como paneles solares para la iluminación de áreas comunes y sistemas de recolección de agua de lluvia para el riego de plantas. Estas tecnologías se alinean con el plan de carbono neutralidad que Avellaneda pretende alcanzar para 2030, según lo establecido en su última ordenanza municipal.
Con este proyecto, el gobierno local busca posicionar a Avellaneda como un referente en gestión ambiental dentro del conurbano bonaerense. Los próximos pasos incluyen la ampliación del programa de reciclaje inclusivo —que actualmente emplea a 200 cooperativistas— y la reconversión de antiguos terrenos industriales en parques públicos. “Cada inversión en infraestructura verde es un paso hacia una ciudad más justa y habitable”, concluyó Ferraresi, mientras vecinos presentes en el acto aprovechaban para recorrer las nuevas instalaciones y consultar sobre los próximos talleres comunitarios.