La escena política de Avellaneda estalla con un escándalo de alto voltaje: Fernando Rodríguez, candidato a concejal de La Libertad Avanza, transformó su Instagram en un híbrido entre mitin libertario y galería erótica de su esposa, la también militante Silvina Eliana Badaracco Soria. Bajo el usuario @silvinasoriahott, la pareja fusiona consignas partidarias con imágenes semidesnudas y epígrafes como “En mi cama, siempre en tus sueños”, desdibujando los límites entre campaña electoral y softporn doméstico.
Rodríguez, autodenominado “frattinista furioso” en referencia al cabeza de lista Cristian Frattini, exhibe sin pudor esta estrategia dual donde la militancia se codea con poses sugerentes. Pero el polémico despliegue no es improvisado: Soria, registrada como “modelo, actriz, promotora y política”, cuenta con trayectoria en agrupaciones satélites del mileísmo como Somos Libertarios y Moderados. Su regreso a LLA -ahora bajo el brazo de Karina Milei y Sebastián Pareja- resulta paradójico: en 2023 denunció la venta de candidaturas al interior del partido, afirmando que le exigían “hasta 60 mil dólares” por un puesto expectante.
El silencio de Frattini ante la polvareda mediática habla por sí solo. Mientras las fotos corren como pólvora en redes -obligando a Soria a privatizar su cuenta-, ni el líder de la lista ni voceros oficiales han deslindado posturas. La incomodidad permea sectores libertarios, no por moralismo sino por la degradación de la figura política: ¿es ético instrumentalizar el cuerpo de una dirigente -y esposa del candidato- como carnada electoral? La pregunta flota en el aire mientras Rodríguez sigue subiendo contenido, convertido en síntoma de una campaña donde la viralización aplasta al decoro.