El edificio de la Municipalidad de Quilmes fue escenario de una protesta poco usual: Mariano Chamorro, un empleado del sector de Patrulla Urbana, se encadenó a la entrada del municipio en reclamo por su reciente despido. Chamorro, con legajo 40937, denuncia que la decisión de despedirlo se tomó poco después de haberse sometido a una operación de cadera, en un momento crítico de recuperación y en medio de una situación laboral compleja.
Chamorro, quien lleva años trabajando en el área de Patrulla Urbana, asegura que su despido es injusto y considera que la medida adoptada por las autoridades no tuvo en cuenta su estado de salud ni la dedicación que ha demostrado a lo largo de su carrera. “Estoy en pleno proceso de recuperación, no puedo trabajar en las mismas condiciones que antes, pero eso no justifica que me dejen sin trabajo y sin la posibilidad de recuperarme dignamente”, expresó el afectado.
El reclamo de Chamorro, además de su reincorporación al puesto de trabajo, incluye el pedido de respuestas claras por parte de la municipalidad y de sus superiores directos, a quienes acusa de actuar sin sensibilidad y con poca consideración hacia la situación de salud de los empleados. Según sus propias palabras, la protesta es “una medida desesperada” tras haber agotado otros canales de comunicación.
La comunidad de Quilmes y sus compañeros del área de Patrulla Urbana se han mostrado en su mayoría solidarios con Chamorro. En redes sociales, vecinos y allegados han manifestado su apoyo, destacando la labor que Mariano desempeñó en la patrulla y el valor de los empleados municipales, quienes, según opinan, “merecen mayor reconocimiento y amparo en situaciones como esta”.
Hasta el momento, las autoridades de la municipalidad no han emitido declaraciones públicas respecto al caso de Chamorro. El reclamo de Mariano Chamorro, más allá de la situación puntual, plantea un debate sobre el rol y las condiciones laborales en las cuales se encuentran los empleados municipales.
