Elecciones legislativas en Buenos Aires: triunfo libertario, debacle macrista y reconfiguración política

Este domingo se llevaron a cabo las elecciones legislativas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) para renovar los escaños de la Legislatura. La lista de La Libertad Avanza (LLA), encabezada por el vocero presidencial Manuel Adorni, se impuso con el 30,1% de los votos, duplicando su apoyo respecto a las elecciones de 2023. Este resultado le otorgó 14 bancas, consolidando su posición como fuerza emergente. En segundo lugar, el peronismo de la lista del PJ de CABA, liderada por Leandro Santoro, obtuvo el 27,3%, logrando 10 escaños y posicionándose como la primera minoría con 20 bancas en total.

El PRO, históricamente dominante en la ciudad que gobierna desde hace 17 años, sufrió su peor desempeño: con apenas el 15,9%, se quedó con 11 bancas y no ganó en ninguna comuna. Horacio Rodríguez Larreta, exjefe de Gobierno y figura disidente del macrismo, alcanzó un 8% y aseguró el ingreso de dos de sus aliados a la Legislatura. La izquierda, por su parte, obtuvo un 3,1%. La participación ciudadana fue la más baja registrada en la historia porteña, con solo el 53,31%, reflejando un descontento generalizado.

La campaña estuvo marcada por estrategias polémicas. En la víspera electoral, circuló un video falso generado con inteligencia artificial que simulaba una declaración del expresidente Mauricio Macri, quien supuestamente retiraba el apoyo a la candidata del PRO, Silvia Lospennato, y respaldaba a Adorni. El PRO denunció el hecho ante la justicia, acusando a LLA de manipulación. Este episodio exacerbó las tensiones internas en el macrismo, que enfrentó una migración masiva de votantes hacia el espacio libertario sin mediación de acuerdos partidarios.

El triunfo de LLA refleja una polarización efectiva bajo el lema “es kirchnerismo o libertad”, capitalizando el temor al peronismo. Analistas destacan que el “voto útil” de los últimos días benefició a Adorni, a pesar de que las encuestas anticipaban un triunfo de Santoro. Para el PRO, la derrota expuso fracturas internas: críticas hacia la estrategia de campaña y hacia la figura de Macri, quien intentó nacionalizar el debate sin éxito. Larreta, aunque con un resultado modesto, complicó aún más el escenario para su ex partido.

Mauricio Macri admitió estar en una “etapa de reflexión” y cuestionó la falta de reciprocidad de LLA tras el apoyo brindado durante las crisis del gobierno de Milei. Sin embargo, sectores de su espacio consideraron inoportunas sus declaraciones, especialmente ante la baja participación electoral. En contraste, Adorni invitó abiertamente a integrantes del PRO a sumarse a LLA bajo una “tabula rasa”, priorizando adhesiones individuales sobre alianzas formales.

En el peronismo, el desempeño de Santoro generó análisis encontrados. Su estrategia de centrar la campaña en temas locales, evitando referencias a figuras nacionales como Cristina Fernández de Kirchner, fue respaldada por la mayoría de sus aliados, aunque algunos cuestionaron su efectividad. Santoro destacó que el PRO perdió su hegemonía y anunció posibles alianzas con sectores del radicalismo o incluso con Larreta para construir mayorías. El crecimiento del peronismo en comunas tradicionalmente antiperonistas, como Villa Crespo y Almagro, marca un avance simbólico.

La Legislatura porteña, descrita por años como una “Escribanía” por su tendencia a avalar proyectos sin debate, enfrenta ahora un panorama fragmentado. Con LLA como primera fuerza pero sin mayoría propia, y el peronismo como primera minoría, la dinámica de negociaciones será clave. Para el PRO, la elección representa un punto de quiebre: su techo electoral se redujo drásticamente, mientras LLA consolida un electorado que, según sus críticos, aún tiene un límite cercano al 30%. La ciudad, otrora bastión macrista, se transforma en un laboratorio de realineamientos políticos.