Debate y mafia

El debate previo a las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires se vio empañado por un preocupante incidente protagonizado por Santiago Caputo, el influyente asesor presidencial, quien desplegó un comportamiento intimidatorio hacia un fotoperiodista, avivando las alarmas sobre el clima de tensión que rodea la campaña. El episodio, ocurrido en la antesala del debate, donde 17 candidatos expusieron sus propuestas, dejó en segundo plano las discusiones políticas y puso el foco en las sombras del poder.

Antes de que las cámaras se encendieran, Caputo, quien acompañaba al candidato y vocero presidencial Manuel Adorni, se convirtió en el centro de atención. En un gesto que muchos calificaron de “mafioso”, el asesor tomó la credencial del fotógrafo de Tiempo Argentino, Antonio Becerra, y la fotografió, en una clara señal de amedrentamiento. Este acto, que evoca el trágico asesinato de José Luis Cabezas tras fotografiar a un poderoso empresario, generó un fuerte repudio en el ámbito periodístico y la sociedad.

El incidente con Becerra no fue el único cruce de Caputo durante la noche. También se le vio saludando, con un dejo de tensión, a Ramiro Marra y Oscar Zago, dos exaliados de La Libertad Avanza (LLA), en la sala de catering previa al debate. La presencia de Caputo, quien se sentó lejos del equipo de asesores de LLA, alimentó las especulaciones sobre su rol en la campaña y su influencia en las decisiones políticas.

Manuel Adorni, quien llegó al debate acompañado por Caputo y su esposa, aprovechó su intervención para criticar la existencia del Canal de la Ciudad, anticipando su cierre en caso de un eventual triunfo electoral. Es extraño dado que el cargo que se disputa no es ejecutivo y no estaría en su órbita. Es extraño también hablar así de la dotación de empleados, dado que la primera vez en su vida que tuvo una repartición a cargo, la llenó con casi 250 militantes rentados.

Durante los breaks, Adorni y Caputo mantuvieron conversaciones privadas, custodiados por personal de Casa Militar, reforzando la imagen de un poder que opera entre bambalinas.

La candidata Silvia Lospennato, por su parte, contó con el respaldo de la cúpula del PRO, incluyendo a Mauricio Macri, y se benefició de la organización del debate por parte del gobierno porteño, donde desfilaban funcionarios de Jorge Macri.

El incidente con Antonio Becerra y la presencia de Santiago Caputo en el debate, lejos de ser un hecho aislado, se suman a una serie de episodios que ponen en entredicho el respeto a la libertad de prensa y el ejercicio democrático en Argentina. La sombra de Caputo, un poder que opera en la oscuridad, genera inquietud sobre el futuro del debate público y la transparencia en la política argentina.