El 23 de enero, el presidente Javier Milei, máxima autoridad del Estado argentino, pronunció un discurso en el Foro de Davos que rápidamente fue catalogado como incendiario y polarizante. En su intervención, Milei atacó a lo que denominó “el establishment socialista”, defendió el liberalismo extremo y lanzó críticas feroces contra quienes considera enemigos de la libertad individual. Sin embargo, más allá de las ideas políticas, su mensaje fue interpretado por muchos como un discurso de odio que avala la exclusión y la violencia simbólica contra las minorías. En un tramo de su discurso, acusó a las familias homoparentales de ser pedófilos. Una barbaridad que, dicha por un jefe de estado, tiene un nivel de gravedad que creo que no podemos todavía llegar a dimensionar:
[NUEVO] No, las personas homosexuales no tienen más probabilidades de cometer abusos sexuales a menores ❌
— Chequeado (@Chequeado) January 23, 2025
📌 El presidente Javier Milei viajó a Davos, Suiza, para participar del Foro Económico Mundial. En su discurso, Milei asoció las “versiones más extremas” de la ideología de… pic.twitter.com/ETZr5ApDQo
Una semana después, en Cañuelas, un hecho repudiable pareció reflejar el clima de intolerancia que algunos atribuyen al tono del presidente. Un vecino de la zona rural, que ya había manifestado amenazas previas, incendió la casa de una familia compuesta por dos mujeres lesbianas y su hija. El ataque, que dejó a la familia sin hogar, fue rápidamente vinculado por organizaciones sociales y de derechos humanos al discurso de Milei, acusado de fomentar un ambiente de hostilidad hacia las minorías.
Las reacciones no se hicieron esperar. Distintos sectores de la sociedad civil, incluyendo organizaciones LGBTQ+, feministas y de derechos humanos, convocaron a una marcha masiva para repudiar el discurso de odio y los actos de violencia que, según denuncian, están siendo legitimados desde las más altas esferas del poder. La marcha, programada para el sábado, rápidamente ganó adhesiones en todo el país.
Ante el desborde de críticas y la organización de las protestas, el gobierno de Milei intentó contrarrestar la narrativa con una campaña que muchos calificaron como orquestada. Varios periodistas e influencers afines al oficialismo publicaron en la red social X mensajes casi idénticos, criticando la marcha y cuestionando por qué no se habían realizado protestas similares durante gestiones anteriores. Los tuits, que parecían prefabricados, apuntaron a deslegitimar la movilización y a desviar la atención hacia supuestas “inconsistencias” de los organizadores.
Uno de los argumentos más repetidos por los ultramileistas fue la falta de críticas hacia el ex presidente Alberto Fernández por las denuncias de su expareja, Fabiola Yañez, y la ausencia de marchas contra el ex gobernador José Alperovich, condenado por abusar de su sobrina. Sin embargo, este último punto generó escozor en algunos sectores, ya que el abogado defensor de Alperovich es hoy el ministro de Justicia de Milei, Mariano Cúneo Libarona. La defensa de un condenado por abuso sexual por parte de un funcionario clave del gobierno no pasó desapercibida y alimentó las críticas hacia la doble moral del oficialismo.
Yo no sé si a tu perro le
— Diego Sagardía (@siempreagosto) January 31, 2025
gusta ladrar a lo bobo.
Solari-Beilinson pic.twitter.com/0J9rLtEFFP
Mientras el gobierno intenta justificar el discurso de Milei como una defensa de las ideas liberales, sus detractores lo acusan de promover una política de Estado con tendencias neofascistas. Denuncian que su retórica no solo ataca a las minorías, sino que también fomenta un clima de hostilidad hacia las mujeres, la comunidad LGBTQ+, las personas trans y otros grupos vulnerables.
El incendio en Cañuelas y la campaña de desprestigio contra la marcha del sábado son, para muchos, ejemplos claros de las consecuencias de un discurso que divide y estigmatiza. La pregunta que queda flotando en el aire es si estos hechos son casos aislados o parte de un patrón más amplio y peligroso, alimentado desde las más altas esferas del poder.
Mientras tanto, las calles se preparan para ser el escenario de un nuevo enfrentamiento entre quienes defienden la diversidad y los derechos humanos, y quienes, desde el gobierno, parecen dispuestos a avivar las llamas de la polarización.
Bienvenidos todos aquellos que se arrepienten de haber votado a Milei, PEEEEERO, no olvidemos que Novaresio LO MILITÓ porque era más fuerte su antikirchnerismo que el odio de la LLA a nuestro colectivo. Ahora es medio tarde, Luisito.
— Gonza 🏳️🌈 (@gonzaensuspenso) January 30, 2025
pic.twitter.com/C3nszcFjS7
En un hecho inédito que refleja el impacto del extremismo de Javier Milei, dos figuras históricamente enfrentadas en la política argentina, Cristina Fernández de Kirchner y Elisa Carrió, publicaron extensos posteos criticando al presidente. CFK, líder del peronismo, y Carrió, referente de la Coalición Cívica, coincidieron en señalar los riesgos que su retórica y políticas representan para la democracia y las instituciones. Este acercamiento entre dos personalidades tan distantes evidencia cómo el discurso polarizante de Milei está cerrando grietas en defensa de la democracia, uniendo a sectores tradicionalmente opuestos en una preocupación común por el rumbo del país.
Che Milei… ¿Cómo era ese verso que recitás cuando querés explicar qué es el “libertarismo”?
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) January 30, 2025
¿Era algo así, no?... “El profesor Alberto Benegas Lynch (h) dice que: el libertarismo es el RESPETO IRRESTRICTO DEL PROYECTO DE VIDA DEL PRÓJIMO, BASADO EN EL PRINCIPIO DE NO AGRESIÓN……
CARTA AL PRESIDENTE DE LA NACION JAVIER MILEI
— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) January 30, 2025
Señor Presidente, sus discursos, sus publicaciones en las redes y cualquier comentario en algún medio de comunicación, no los hace a título personal sino en su carácter de Jefe de Estado Argentino y, en consecuencia, sus expresiones… pic.twitter.com/XvMzBHGzzA