En Avellaneda, el peronismo arrasó arrasó con las legislativas, con una victoria que tuvo su punto alto en la Isla Maciel, un barrio que se volvió el bastión de un oficialismo que, de la mano del intendente Jorge Ferraresi, obtuvo cifras que casi tocan el 90% de los votos. Este enclave humilde, que se asoma al Riachuelo, no solo mostró una lealtad a prueba de balas al proyecto local, sino que se convirtió en el escenario de una de las peores derrotas de La Libertad Avanza en toda la provincia de Buenos Aires, donde apenas logró un 6,53% de los sufragios. El resultado fue tan contundente que en el jardín municipal N°3, un lugar de votación, los libertarios quedaron en un lejano tercer puesto. Los vecinos, como Yanina Escobar, confiesan un apoyo a Ferraresi que va más allá de las siglas partidarias, un vínculo que se ancla en la percepción de un trabajo concreto.
La lealtad en las urnas no es un fenómeno espontáneo en un barrio que históricamente fue vulnerable y estigmatizado, donde todavía hay carteles que advierten sobre el narcotráfico en las esquinas. El secreto del apoyo, según cuentan los propios habitantes, está en la transformación que vivió el lugar. Pedro Vargas, un ex remisero de 64 años, no duda en enumerar los cambios: luminaria nueva, un club social, comedores, un polideportivo, entre otras obras. Esta narrativa de cercanía se materializa en los barrios de viviendas sociales que han reemplazado viejas tomas y casillas, un proyecto que, según el gobierno local, ya entregó 92 propiedades y tiene 200 más en construcción, generando además puestos de trabajo para los residentes.
Este respaldo en las bases se tradujo en una victoria categórica a nivel distrital para Ferraresi, que se impuso con un histórico 64,3% de los votos, casi triplicando el 26,6% que obtuvo La Libertad Avanza. La elección, que renovaba 12 bancas en el Concejo Deliberante, le aseguró al oficialismo una mayoría sólida de 8 concejales, contra los 4 que le corresponden a la fuerza de Milei. Un triunfo con una diferencia de casi cuarenta puntos que no solo consolida el liderazgo indiscutido del intendente en su municipio, sino que proyecta su figura con fuerza en la interna peronista provincial, donde ya suena como un potencial sucesor de Axel Kicillof. Desde el balcón del PJ local, Ferraresi interpretó el resultado como un mandato claro, afirmando que “este es el camino, con más políticas inclusivas y mejores oportunidades, para ponerle un freno a Milei”. La Isla Maciel, con su voto casi unánime, se convirtió así en el símbolo más elocuente de un modelo de gestión que apuesta a la presencia constante del Estado en el territorio como el mejor antídoto contra los discursos que proponen su retirada.