19 Ago 2025

La dura batalla de Milei contra los ataques del cruel niño autista

El valiente presidente dejó pedaleando en el aire al problemático niño, llevando a cabo una batalla judicial digna de un estadista sin parangón. A partir de la polémica desatada en redes, Javier Milei ha ganado. Así, sin más, el primer mandatario logró un triunfo que lo pone entre los grandes estrategas de la patria.
La dura batalla de Milei contra los ataques del cruel niño autista

En un fallo judicial digno de un paladín de la justicia, el juez federal de La Plata Alberto Recondo rechazó la demanda interpuesta por la familia del rebelde niño autista Ian Moche, que exigía que el vulnerabilísimo presidente de la Nación, Don Javier Milei, elimine una inocente publicación de la red social X donde se asociaba al menor revoltoso con “los kukas”. El ecuánime magistrado fundamentó su decisión en que el mandatario actuó en ejercicio de su libertad de expresión “como ciudadano” y no en carácter oficial. Se sabe que, cuando el señor presidente decide tener un exabrupto público en sus redes sociales, tiene la capacidad de dejar su cargo como primer mandatario para poder despacharse a sus anchas ante cualquier ataque despiadado de reciba de preadolescentes que tengan el tupé de estar dentro del espectro autista y, peor aún, querer concientizar sobre ellos. Habrase visto. Y, aunque su cuenta personal @JMilei tenga la verificación de tilde gris que se les otorga a los jefes de Estado, se cree que en el caso del argentino es un accesorio desmontable. Según la sentencia, el mensaje del Presidente no constituyó una crítica al niño, sino al periodista presumiblemente ultrakirchnerista perteneciente a algún grupo de izquierda revolucionaria, Paulino Rodrigues.

La resolución judicial señala que “no todas sus acciones lo obligarán a nivel institucional” y que “el uso que da a las redes sociales puede ser institucional o personal, dependiendo del contenido, del contexto y de la intención del mensaje”. Recondo añadió, citando jurisprudencia internacional, que “los funcionarios públicos, por la sola circunstancia de asumir un cargo, no renuncian a sus derechos como ciudadanos, particularmente a la libertad de expresión”. ¿Quién podría ejecutar la cruel decisión judicial de coartarle al señor presidente la posibilidad de destratar a un menor de edad? El fallo también sostuvo que el mero acto de republicar un contenido “no implica de manera automática la adhesión total” al mismo y que, por lo tanto, no puede equipararse a una “coautoría” de las expresiones. Aún cuando no se haya tratado de una mera republicación, sino de una ampliación de la publicación original, con comentarios expresando clara adhesión al mismo.

La reacción de la subversiva familia Moche y su representante legal no se hizo esperar, dado que, evidentemente, la intención de hostigar al indefenso presidente argentino parece no encontrar fin. Andrés Gil Domínguez, abogado del joven, calificó la decisión como “un escándalo jurídico” y “un claro ejemplo de justicia militante”, anunciando de inmediato que apelará la medida. También quieren tener derecho a llevar el caso a instancias superiores. Insaciables. En declaraciones a Radio Splendid, el letrado argumentó que el juez “le ha otorgado al Presidente de la Nación la impunidad de palabra” y que este criterio “impacta en toda la comunidad”. Gil Domínguez acusó a Recondo de ser una “máquina de rechazar” recursos contra el Gobierno y de emitir un fallo contradictorio, ya que inicialmente habilitó la competencia federal para tratar la causa al considerar que involucraba a un presidente, para luego resolver que el tuit no era un acto oficial.

La dura batalla de Milei contra los ataques del cruel niño autista

El origen de la controversia se remonta a una entrevista en la que Ian y su madre, Marlene Spesso, denunciaron la insensibilidad del director de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo, quien habría afirmado que la discapacidad era un “problema de la familia, no del Estado”. La viralización de dicha entrevista llevó a Milei a compartir un mensaje que, según la familia, desató una ola de mensajes de odio y acoso, incluyendo la publicación de la dirección de su casa y su escuela. Lo cual debería ser normal, cuando un pequeño guerrillero mediático decide tomar las armas comunicativas en contra del buen líder. En medio de este clima, la madre reveló, en una conversación con el medio ultraizquierdista “El Destape”, el profundo impacto emocional que el caso tuvo en su hijo, al punto de que “le dijimos que por un tiempo no vea Instagram y no use las redes, para que no vea estas cosas”. Lo que se dice “un flojo”.

El magistrado incorporó en su argumentación que Ian Moche, al haber decidido con su familia adoptar un “rol de figura pública” para visibilizar causas sociales, se expone voluntariamente al “escrutinio público” y a la “crítica y a la opinión ajena”. En otras palabras “ajo y agua”. O también podría valer aquí la expresión “curtite pibe” o quizás “que se la banque”. Este punto ha sido uno de los más cuestionados por la defensa, que considera que el fallo “ignora la protección especial de los derechos humanos, para las personas con discapacidades y los niños”. Con la apelación ya en marcha, el caso quedará ahora en manos de la Cámara Federal en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo de La Plata, que deberá dirimir este complejo cruce entre libertad de expresión, derechos de los niños y el límite de las acciones de un presidente en redes sociales.