El presidente Javier Milei firmó este sábado el veto total a las leyes de aumento jubilatorio y emergencia en discapacidad, sancionadas por el Senado a principios de julio. La decisión, confirmada por fuentes oficiales, se formalizará el lunes mediante su publicación en el Boletín Oficial. La norma rechazada establecía un incremento real del 7,2% en haberes, elevaba el bono de $70.000 a $110.000 con ajuste inflacionario, y restituía por dos años la moratoria previsional. La medida, justificada por el Ejecutivo como defensa del superávit fiscal, afectará directamente a más de siete millones de jubilados, según estimaciones de legisladores opositores, quienes califican la decisión como “profundamente inmoral” y “cobarde” en un contexto de pérdida de ingresos por recortes tributarios.
En paralelo al anuncio, el gobierno despliega una intensa operación política para sostener los vetos en Diputados. Guillermo Francos, Lisandro Catalán y los hermanos Martín y Eduardo Menem lideran negociaciones con siete gobernadores –entre ellos Gustavo Sáenz (Salta), Carlos Sadir (Jujuy) y Alfredo Cornejo (Mendoza)– ofreciendo repartos de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y coordinación electoral para octubre. Esta estrategia ya rindió frutos con la incorporación de cinco diputados radicales (Picat, Cervi, Tournier, Monti y Campero) al bloque oficialista. No obstante, la cohesión es frágil: un gobernador aseguró que “nadie nos hizo ninguna propuesta”, mientras el PRO mantiene posturas no unificadas. “No está conversado en el interior del bloque […] muchos diputados no están en Buenos Aires”, admitió una fuente parlamentaria.
Una jubilada se acuesta para que no pueda avanzar la policía sobre los manifestantes.
— Cora Gamarnik (@coragamarnik) September 11, 2024
Adentro del Congreso se aprobó el veto de Milei al mísero aumento que iban a recibir las jubilaciones.
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El Fondo Monetario Internacional respalda abiertamente la medida. En su último informe, el organismo estima que las leyes vetadas representaban un gasto adicional del 1,5% del PBI y elogia la decisión de Milei como protección del “ancla hacia el futuro”, pese a reconocer el escenario de “tensión política e institucional”. La Casa Rosada, sin embargo, mantiene flexibilidad táctica en otros frentes: aunque rechaza modificar el impuesto a los combustibles, evalúa ajustes puntuales en el Sistema Vial Integrado (SISVIAL) y diálogos bilaterales sobre deudas provinciales.
Críticos señalan la contradicción entre la prioridad fiscal y los acuerdos políticos costosos. Mientras el gobierno anuncia los vetos, la ministra Patricia Bullrich ordena operativos represivos en el Congreso, alimentando narrativas sobre un “modelo de ajuste y miseria que solo se sostiene con represión”. La promesa oficial de presentar una reforma previsional antes de 2026 –que “simplificaría el sistema” según el FMI– no mitiga el malestar inmediato: la eliminación de la moratoria y la emergencia en discapacidad profundizan el desamparo en sectores vulnerables, consolidando lo que opositores describen como una política de “nada para el pueblo, todo para los amigos del gobierno”.