La estrategia electoral del peronismo bonaerense se define bajo una premisa central: priorizar la competitividad sobre la contención interna. Ezequiel Berrueco, secretario ejecutivo del Instituto Provincial de Formación Laboral y referente del Movimiento Derecho al Futuro, enfatizó en diálogo con Tiempo Argentino que las listas de Fuerza Patria deben estar “pensadas para ganar y no para contener tensiones”, marcando distancia con prácticas verticalistas tradicionales. Esta visión, alineada con el liderazgo de Axel Kicillof, busca capitalizar el rol de los gobiernos locales como amortiguadores de la crisis nacional: “Intendentes e intendentas que logran representar mayorías traducen modelos de gestión que explican por qué son elegidos”, sostuvo, citando casos como Avellaneda (Jorge Ferraresi), Berazategui y Ensenada (Mario Secco).
En la crucial Tercera Sección Electoral, Berrueco identificó a los jefes comunales como figuras clave para catalizar el voto peronista, destacando su capacidad para reflejar realidades heterogéneas con un denominador común: “La pérdida brutal del poder adquisitivo y de proyecciones laborales”. Sobre la posible candidatura testimonial de intendentes como Ferraresi o Secco —quienes encabezarían listas de concejales—, argumentó que “ir al cuarto oscuro y encontrarte en la boleta a un intendente con trayectoria te da más ganas de votar”, validando la táctica como herramienta contundente aunque “contrafáctica”. La inclusión de Verónica Magario, vicegobernadora y exjefa comunal de La Matanza, fue respaldada sin reservas: “Es el corazón del peronismo; tranquilamente puede representar a la tercera sección”.
Más allá de las negociaciones sectoriales, Berrueco proyectó las elecciones del 7 de septiembre como un “punto de inflexión” contra lo que describió como “10 a 20 años de neoliberalismo salvaje”. En un llamado a la movilización, vinculó las políticas de Javier Milei con “la impunidad de los equipos económicos de Martínez de Hoz, Cavallo y Macri”, subrayando: “Construiremos el día menos pensado para los hermanos Milei: el triunfo de una alternativa trabajadora y federal”. Esta retórica, centrada en recuperar soberanía y frenar la “balcanización” de las provincias, busca convertir el descontento social en victoria legislativa, posicionando a Buenos Aires como punta de lanza contra el proyecto nacional oficialista.