En una jornada con un clima político cargada de dramatismo, el gobernador Axel Kicillof irrumpió sorpresivamente en el acto partidario donde Cristina Kirchner enfrentaba simbólicamente un fallo judicial que podría alterar su futuro personal y político. Su presencia en la sede del PJ, inicialmente incierta, se convirtió en un gesto de apoyo en medio de fuertes presiones internas. Kicillof arribó acompañado por una comitiva que fusionaba ministros como Carlos Bianco y Gabriel Katopodis con intendentes de diversas extracciones, desde Julio Alak hasta el crítico Mario Secco. Testigos describieron un recibimiento tenso, donde la ausencia de aplausos contrastaba con el silencio incómodo que envolvía el histórico local de Matheu.
"Creen que van a solucionar esto metiéndome presa. Dale, meteme presa. Pensá en otra salida porque yo estaré presa pero la gente va a estar cada día peor y eso no lo van a poder solucionar si siguen con esta política". Una vez más, Cristina tiene razón. pic.twitter.com/AeOyElc5z6
— PERIODISTA DE PERÓN (@PERIODlSTAPERON) June 9, 2025
Desde el escenario, la expresidenta lanzó dardos que, aunque sin nombres propios, apuntaban con precisión al mandatario bonaerense. “Cuando alguien llega por un proceso colectivo pero se asume como proyecto personal, tenemos un problema histórico en el peronismo”, afirmó con voz cargada de ironía. Minutos después, su paciencia estalló ante las intrigas electorales: “Lo único que escucho es qué lugar me toca en las listas. ¡Déjense de joder!”. En un llamado desesperado a la cohesión, advirtió: “¿Cómo creerán que somos solidarios si nos despedazamos entre nosotros?”.
La conmemoración de los fusilamientos de José León Suárez se transformó en tribuna para su defensa ante la Corte. Con emotividad, Kirchner declaró que “estar presa es un certificado de dignidad” y se nombró “una fusilada que vive”, recordando el atentado que casi cobra su vida. Su denuncia contra el máximo tribunal –al que llamó “guardia pretoriana del poder económico”– resonó entre militantes que interpretaron su invitación a “movilizarse” como un llamado a resistir en las calles. “Métanme presa –desafió–, pero la gente seguirá cada día peor”, sentenció con amargo realismo.
La frágil unidad peronista se reflejó en la misma delegación de Kicillof, donde convivieron leales como Verónica Magario con críticos abiertos. La disposición física fue sintomática: el gobernador quedó flanqueado por la kirchnerista Mayra Mendoza y Teresa García, exfuncionaria con rencillas públicas hacia su gestión. Desde otras trincheras del movimiento, figuras como el gobernador riojano Ricardo Quintela alzaron la voz: “Eliminar adversarios nunca fue método legítimo para construir país”, escribió en apoyo a CFK, mientras la Mesa Cristina 2025 de La Matanza clamaba contra “la proscripción”. La jornada cerró con un gesto de unidad que no logró ocultar las profundas grietas expuestas por la sombra judicial.
Nunca olvidar que el auditor nombrado por Iguacel (funcionario de Macri) para auditar las obras por las que condenan a Cristina DESMINTIÓ TODO en pleno juicio
— Arrepentidos de Milei (@ArrepentidosLLA) June 9, 2025
"Usaron nuestra auditoría para la causa, pero nuestro informe no dice nada de sobreprecios, no sé qué interpretaron" pic.twitter.com/NEXnInmfdd